Me cuesta aceptar que aunque siempre he sido honesto con lo que soy, conmigo y con los que me rodean... soy culpable.
Soy culpable de la curiosidad que me caracteriza y por la sinceridad que me acompaña. No puedo negar que mi filosofía y hasta mis sueños, siempre han cambiado con el caminar, pero a fin de cuentas, aun existe el niño que siempre fui.
Soy culpable de lo que hice, y también de lo que deje de hacer... soy culpable por querer serlo y peor aun de no poder justificarlo.
Me considero inocente de mis culpas, pero culpable de mi inocencia... siempre quise entender solo la mejor parte de las cosas, aunque algunas veces, solo pude captar la parte menos agradable.
Porque después de escuchar tu voz, el silencio me susurro que era mentira, porque después de sentir tu piel, el vacio me lleno de preguntas... Hoy me libero de mis culpas, siendo responsable de la culpabilidad que esto representa.
Quiero terminar esta página, y dar el caso por cerrado... quiero dar vuelta a la hoja y comenzar desde un mundo lleno de posibilidades, que me permita verme en el espejo y si encuentro una sonrisa, no me tenga que sentir nuevamente culpable.
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