No quiero creerlo, una parte de mi busca una explicación, una razón o al menos una atenuante. Busco y busco y no hay otras mas que la primera y única respuesta que vino a mi mente: estas roto.
Me resisto a aceptarlo. Siento que aceptarlo podría ser el paso para adoptarlo y, en cierta forma, completar el proceso de incorporar las nefastas consecuencias en mi ya extraña persona.
Estas roto, dice una voz dentro de mi. Por un momento me hundo en lo mas profundo y oscuro de mis temores. ¿Será cierto que al final me he convertido en aquello que no quería ser? ¿no hay salida? ¿estoy atascado en este extraño sujeto, tan lejano de aquel que solía conocer?
No lo permitiré. Si he de convertirme en alguien mas, no será en esa siniestra y solitaria persona que se oculta entre mis miedos y mis equivocaciones. Si ha de surgir un cambio, esta será para acercarme a lo que quiero. Me despido de ti, tu que estas oculto entre las justificaciones y los peros, me despido de ti porque desde hoy dejare de ser lo que no quiero, me despido porque desde hoy comenzare a hacer lo necesario para dejar de estar roto.
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